Tres uvas autóctonas: Sangiovese, Montepulciano y Sagrantino de tres regiones fundamentales en el panorama vinícola italiano. La apuesta fue cofermentarlas en la misma frecuencia, la del paralelo 43, una sintonía que tiene la ambición de encontrar el máximo equilibrio y crear un "individuo perfecto", una especie de metamorfosis fermentativa de tres uvas aparentemente distantes pero, en el resultado final, muy similares.